Artistes - Focus

Julia Minguillón

Se formó en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, donde se licenció en 1932. Su pintura se construye desde una sensibilidad lírica de corte clásico, muy próxima al realismo en los temas y con recursos del esquematismo en el modo de estructurar las composiciones. Su primera participación en la Exposición Nacional de Bellas Artes fue en 1934, cuando obtuvo una tercera medalla. En 1941 volvió a concurrir a la Exposición Nacional con su cuadro Escuela de Doloriñas, convirtiéndose en la única mujer en conseguir una Primera Medalla en este evento. Este cuadro de grandes dimensiones fue expuesto en la Bienal de Venecia en 1942. Es su obra más célebre y hoy pertenece al Museo Reina Sofía. En 1952 residió durante una temporada en París y en 1958 viajó a Guatemala donde estuvo trabajando durante 15 meses.

Murió en Madrid en 1965. Su figura con el tiempo fue históricamente olvidada al quedar asociada su estética con el régimen franquista.

Pere Pruna

Fue un pintor e ilustrador catalán de estilo figurativo. En 1920, con solo 17 años y sin apenas ninguna formación académica, viajó a París. Sebastián Sunyer le proporcionó una carta para que se presentase a Pablo Picasso, quien se encontraba en su época clasicista de vuelta al orden, un estilo que adoptará Pruna en adelante. Bajo la protección de Picasso se introdujo muy pronto en los círculos intelectuales y artísticos de la vanguardia parisina. Al estallar la guerra civil española, la visión de los incendios de iglesias y conventos le llevó a alistarse en el ejército franquista. La figuración de Pruna se caracteriza por su línea estilizada y diáfana, destaca también por el misticismo religioso y la predilección por los ángeles.

Ignacio Zuloaga

Fue un destacado pintor retrastista español. A lo largo de su vida, Zuloaga se convirtió en uno de los principales representantes del modernismo español y es conocido por su estilo único que fusionaba elementos del realismo con la tradición española. A lo largo de su carrera, Zuloaga se sintió atraído por la cultura, las costumbres y el folclore de España, lo que se refleja en sus pinturas. Sus retratos y escenas de la vida cotidiana capturan la esencia de la identidad española, y su uso de colores vibrantes y composiciones dinámicas les otorgan una gran fuerza visual. La forma en que logró capturar la esencia de la vida española, así como su habilidad para retratar la psicología humana, lo convierten en un referente en la historia del arte español.